Enséñeles a hablar con alguien
Sin embargo, los padres deben tomar la iniciativa de explicarles a sus hijos lo destructivo que puede ser este comportamiento y hacer que siempre sepan si son víctimas de un incidente de intimidación.
Sin embargo, desde el punto de vista de la víctima, es más fácil decirlo que hacerlo, y estos sucesos casi siempre pasan desapercibidos hasta que sucede algo devastador que saca a la luz el incidente.
Incluso entonces, sería muy raro que la víctima delatara al acosador por temor a ser ridiculizado o que nadie creyera su versión de los hechos.
Hacer que un niño comprenda y aprecie que la intimidación no es algo que deba aceptarse sería un buen punto de partida. Además de esto, los padres también tendrían que encontrar formas de tranquilizar al niño y alentarlo a que hable si alguna vez se encuentra con tales experiencias.
Estas lecciones generalmente se aprenden en casa, donde el niño puede sentir que incluso en este entorno supuestamente protegido, sus opiniones y necesidades no están siendo consideradas, creando así la mentalidad de que está bien tolerar el mismo trato afuera también.
Todos los adultos deben estar alerta y cansados de los niños que parecen tener el potencial de ser un matón y asegurarse de que se aliente a las víctimas a denunciarlos hasta que el hábito se elimine por completo.