Es muy frecuente, encontrar que las personas piensan que la mayoría de las capacidades y habilidades que los demás son capaces de hacer, se trata de talentos innatos, que trajeron al mundo de forma natural. Sin embargo, la mayoría de estas personas ignora, la gran capacidad que tiene el cerebro humano para adoptar conductas nuevas y desarrollarlas hasta la excelencia. En nuestro cerebro existen 100 mil millones de células especializadas denominadas neuronas. En un simple parpadeo de ojos una transmisión eléctrica se descarga para producir el movimiento. Este entramado desorbitante que funcionaría como un cableado extensísimo y complejísimo, permite y posibilita toda la conducta humana con una rapidez y facilidad escalofriantes. Por lo tanto, a medida que las conductas se complejizan, el nivel de complejidad cerebral aumenta, pero, en última instancia, se trata de un proceso neuronal. Si pensáramos en aprender a ejecutar un instrumento musical, coordinar las manos, y permitir que el oído funcione en simultáneo, resultará un verdadero desafío, es decir, se requerirá realizar nuevas conexiones neuronales y más complejas. Para decirlo de una manera simple, todo esto significa que el cerebro es un músculo y que cuando más lo ejercitemos, más nos rendirá. Por lo tanto es fundamental persistir y entrenar en lo que se desea tener algún rasgo de habilidad, y aunque existen tareas más sencillas que otras, en última instancia es decisivo no bajar los brazos e insistir. Para que el cerebro refuerce las conexiones y se obtenga un cierto nivel básico cada vez más elaborado. Ya que los circuitos sino se refuerzan pueden "olvidarse". Gracias a la mielina, el circuito neuronal producto del aprendizaje, posibilita una conducción de los impulsos eléctricos mucho más eficiente.
